Preparar la propia muerte
En el viaje de la vida que estamos recorriendo pensamos, sí, en el punto de partida, en nuestro origen. Pero también en el destino. Es una buena práctica de oración la preparación de la propia muerte, ya que en esos momentos quizá no tendremos un adecuado dominio de nuestras facultades. Saber envejecer aprovechando cada instante para crecer en el amor, con la ilusión del encuentro.