Comunión: proyecto del Padre.
El Concilio Vaticano II insistió en el concepto de communio, pues nadie se salva individualmente, algo así como el regatista que da la vuelta al mundo en solitario. Nos salvamos en la unidad, entendiéndola en sentido profundo: la unidad en Dios. Por eso “la comunión eucarística es la expresión adecuada, perfecta, del proyecto del Padre celestial: hacernos uno en Cristo”. Como ahí se realiza nuestra communio, preparémonos mejor para recibir la Eucaristía.