Santidad



Santidad personal

Una semilla es lanzada por el Divino Sembrador al surco de nuestra alma. Sin que sepamos cómo, ha de germinar, y dar fruto. Es la llamada a vivir en plenitud la Vida de Cristo, y ese objetivo ha de orientarse todo afán. Tomarnos en serio a Dios para evitar que una ligereza acabe por hacer de nuestra vida “una triste burla blasfema” (Surco, 650). La santidad personal es “remedio para todo” (Surco, n. 653).