Hambre y sed de santidad
Son pocos los que sospechan qué cosas no haría Dios en ellos si no le pusieran obstáculo. Porque la santidad es ante todo el recibir y cuidar la semilla que Dios siembra en nuestra alma. Tomarnos en serio esta “especialidad” de la Obra: difundir y promover la búsqueda de la santidad. Pero como nadie da lo que no tiene, comencemos por nuestra propia alma.