Comprendiendo el pecado
En el pecado mortal nos jugamos todo a una sola carta. Que el Espíritu Santo nos haga comprender la terrible hondura del único verdadero mal, en un mundo que no quiere ni siquiera que se hable de él. Revisar si aumenta la sensibilidad de nuestra conciencia, afinando no sólo en lo que tiene razón de pecado, sino incluso de desviación mínima.