Pecado propio y ajeno
Desde el inicio de la humanidad, el proyecto de amor para el que Dios creara el hombre fue rechazado. Desde entonces, el pecado en cada corazón y a lo largo y ancho del pslaneta no hace sino multiplicarse. Mantengamos la claridad, primero con nuestra conducta y también con nuestro apostolado. La finura de conciencia nos hará más eficaces en esta tarea.