Bienaventurados los pobres (vaciar el corazón y llenarlo de Dios)
El misterioso Rabí había comenzado invitando a la conversión y anunciando la cercanía del Reino. Pero en un momento dado presenta su programa de felicidad: las Bienaventuranzas. Comienza por el de la pobreza de espíritu, que supone vaciar el corazón para que Dios tenga cabida. Por eso, “si el espíritu de pobreza se resquebraja, es que va mal toda la vida interior”.