Purificar el corazón
Purgar es limpiar, es eliminar lo que perjudica al organismo. O se dice también que se purga la condena en una cárcel. Eso es el purgatorio: disponernos a entrar en el santo de los santos, y para eso nuestra pureza debe ser plena. La sexta bienaventuranza lo recuerda: solo los limpios de corazón ven a Dios: revisarla en tres ámbitos: el de la caridad, el de la sensualidad y el de la pureza de la fe.