Purgatorio y Comunión de los Santos
En la Jerusalén celestial, “no entrará nada manchado o impuro” (Apoc 21, 27). La existencia del purgatorio es una consoladora verdad de fe. Nos hace sabernos miembros unos de otros, dentro del Cuerpo Místico de Cristo. Esa mutua interdependencia es un honor, porque todos participamos de los méritos de todos, y una responsabilidad, ya que contribuimos al bien –y al posible mal- de los demás.