Llegar a la contemplación amorosa
Jesús va al monte a orar. Tan intensa sería su oración que el Padre “lo arrebata”, elevándolo y dejando ver su gloria. Vamos también nosotros a lograr esa oración arrebatadora si subimos al monte (soledad de recogimiento y elevación sobre las cosas de la tierra), fijamos los ojos en el rostro de Cristo y permitimos también ser arrebatados por su amor.