Al despertar, Señor, contemplaré tu Rostro.
“Al despertar, Señor, contemplaré tu Rostro” (Salmo 16). ¿Al despertar por la mañana? No, al despertar con la luz de la eternidad. “Espero saciarme de tu vista”: es nuestra ilusión, que nuestra primera visión luego del trance de nuestra muerte sea el Rostro de Jesús. Preparemos ese momento, con el ansia de verlo y con el desprendimiento de los bienes de la tierra.