La Cruz y el Crucificado
Una constante del Corazón de Jesús: la Cruz presente en su existencia. Y nos invita a seguirlo por ese camino. Cuidar que sea realmente la Cruz que salva, no las inventadas por nuestra soberbia o nuestra imaginación. Cristo no vino al mundo a evitar el dolor, ni tampoco a explicarlo. Vino a llenarlo con su presencia. Entonces es dolor salvífico que incrementa al amor.