Pensar en el Crucificado
Hacer penitencia es requisito para entrar en el Reino de los Cielos. Sin embargo, la relegamos frecuentemente, quizá porque no logramos comprender a fondo su profundo valor. Y, sobre todo, el amor que Jesús nos mostró muriendo en ella. “Cruz, descanso sabroso de mi vida, vos seáis la bienvenida”, decía santa Teresa. Un descanso sabroso, porque encontramos en ella el más grande amor.