Amor y Cruz en la familia
Jesús nos advierte que, cuando ya no esté con nosotros, tendremos que “ayunar”, es decir, ir tras sus huellas de entrega y muerte. Por eso nos envía la Cruz, que debe ser amada ante todo en el ámbito familiar, comenzando por las dificultades de convivencia con el propio cónyuge. La fuerza para amar siempre la obtenemos de la Eucaristía.