La lámpara de tu fe
Estén con sus lámparas encendidas… (Lc 12). Esas lámparas de la antigüedad daban una luz muy tenue, pero suficiente para ver el entorno y poder caminar. Así es la fe, una luz tenue pero que nos permite avanzar. Hemos de llevar siempre consigo nuestra lámpara, pues con fe o sin fe todo cambia. Una manera es aplicar a cada situación de la vida alguna enseñanza de la Sagrada Escritura.