Cielo y tierra en el Tabor
Tanto en el Bautismo del Señor como en su Transfiguración se producen teofanías. Esta última añade una visión extraordinaria, en la que se unen pasado, presente y futuro. Cada misterio de la vida del Señor es misterio salvífico y en este, el del Tabor, advertimos que el Cielo no está lejos de la tierra. Y nos admiramos volviendo a oír que Jesús es Dios, llenándonos con la certeza de que un día tendremos con Él una existencia eterna.