Agradece la filiación
Bendeciré al Señor eternamente; no cesará mi boca de alabarlo (Salmo 33). Si los antiguos tenían sobrados motivos para alabar a Dios, pensemos nosotros cuánto más después de la redención de Cristo y la comunicación de la vida divina en nuestras almas. Agradecer y vivir el sentido de la filiación divina es una manera de alabar y bendecir a Dios por sus grandezas.