Dios se hace hombre y el hombre dios
La Encarnación del Verbo nos descubre un proyecto que, de no ser verdadero, parecería herético. Al asumir nuestra naturaleza, el Hijo de Dios posibilitó que participáramos de la suya, y eso ha de llevarnos a un profundo agradecimiento y una honda felicidad. Una inalterable confianza y una permanente paz.