Filiación divina



Hijos de Dios movidos por el Espíritu

“Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios” (Rom 8, 14). Continúa el Apóstol explicando que ese Espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio que somos hijos de Dios. Si consideramos frecuentemente la dichosísima verdad de la filiación divina nos ubicaremos en nuestro ser verdadero. Pero es preciso ser dóciles a las mociones del Espíritu Santo, para que esa nueva naturaleza divina se manifieste en obras también divinas.