Agapé sin eros
La perla preciosa y el tesoro escondido es el Amor que Dios nos tiene. Es descubrir que todo en Dios es Amor, e introducirnos en esa dinámica. A pesar de sus múltiples sentidos semánticos, el Amor es uno. Y el hombre debe amar en cuerpo y alma, y junto al agapé debe darse el eros. “Cuando esas dos dimensiones se separan completamente, se produce una caricatura o, en todo caso, una forma mermada del amor” (Enc. Deus caritas est, n. 8).