Apostolado Eucarístico
La primera obligación de la criatura es la alabanza a Dios. Cuando actuamos “en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” reconocemos a la Trinidad como principio y fin de todo cuanto existe. La contemplación de este misterio nos proporcionará el sentido de finitud de lo terreno y nos ilusionará con la inmersión eterna en el seno de Dios.