Cuando sea levantado
Hemos de “levantar sobre la tierra” a Jesús, haciéndolo presente con nuestra propia vida. El secreto de la fecundidad apostólica es “la unión vital con Cristo”. No una unión meramente afectiva, intelectual o de equipo, sino una verdadera pertenencia y transformación. Porque el Señor, antes de enviar a predicar, hace que los suyos estén con Él.