Conocer a Cristo para darlo a conocer
“A quien me reconozca abiertamente delante de los hombres, Yo lo reconoceré abiertamente ante mi Padre celestial”. Y para re-conocerlo, antes es preciso conocerlo. Porque se trata de remover los corazones para hacerlos capaces de buscar, encontrar, seguir, amar, permanecer en y con Cristo. Tarea delicadísima, superior a nuestras fuerzas.