Salvar almas: deseo de Jesús y nuestro.
Dolor de Jesús ante el rechazo de su predicación: ¡Ay de ti, Corazaín, ay de ti Betsaida! Meditemos si nuestros deseos de salvación coinciden con ese dolor de Jesús por la cerrazón de los hombres. ¿La clave para cualquier tarea apostólica? Llenarnos de la Persona del Señor, tener sus sentimientos a base de una continua vida de oración.