Apostolado: ser Cristo.
Jesús habla del gran banquete al que nos invita el Padre celestial. Pero encuentra muchas negativas, pretextos a veces incluso absurdos. Pero no deja de enviar a sus siervos a las calles y plazas, caminos y veredas. Tiene un gran deseo de que se llene su mesa. Nosotros somos esos siervos. Hemos de salir de prisa, conscientes de que la eficacia de nuestro apostolado depende de nuestra unión íntima con Cristo.