Décima meditación
– Curso de retiro para sacerdotes –
La vida de Cristo es la vida del sacerdote
Cristo revela al sacerdote el propio sacerdote, y le descubre la sublimidad de su vocación. Como Cristo, el sacerdote predica, sana enfermos, expulsa demonios, hace milagros (¡la transustanciación!), consuela a los afligidos; Cristo da al sacerdote el poder sobre su Cuerpo real y sobre su Cuerpo místico. Deberá, pues, el sacerdote, encontrar en la vida de Cristo su propia vida, llenándose de Él tanto ontológica como psicológicamente.