Hijos de Dios en Cristo

Buscar a Cristo y encontrarlo no se limita a una realidad extrínseca, sino que es transformante. Es adquirir su mismo ser de hijo, participando de la naturaleza de Dios. Memoria de nuestra identidad, para vivir con planteamientos de máximos: máxima entrega, máxima felicidad, máxima paz.



Ante la muerte, dar fruto

Es imprudente no plantearse el fin de la vida como realidad personal. Porque es absolutamente cierto que nos llegará: el tiempo no es ilimitado, y ante esa consideración se nos presenta la urgencia de dar fruto. La parábola de los talentos nos interpela sobre el uso que damos a ese talento que se llama tiempo.



Preparar el juicio particular ya desde ahora

Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida. No se limita a señalar la senda, sino que su misma Persona es la vía para llegar al Padre. Hacer la Verdad a base de la escucha de su voz, para poder vivir de su vida. Cristo está en lo interior del alma, pero sólo se le encuentra en el silencio y el recogimiento.