Memorial de la muerte del Señor
El sacrificio de la Misa y el sacrificio de la Cruz son el mismo sacrificio. Enormidad del misterio: estoy en el Calvario, comparto el sufrimiento, me uno a la oblación, acompaño a María. Toda la Redención parte de ahí, y me inundan sus frutos. Es “nuestra Misa”, de Jesús y de cada uno de los que se hace víctima con Él.