
Segundo día: Oír y contar con el Espíritu Santo
Gracias a ese Dios infinito –el Espíritu Santo- que nos ha sido dado, todo en nuestra vida es alabanza a Dios. Con el Paráclito, nuestra vida puede desplegarse en el amor. Reconocer y agradecer esa inefable acción: Gran Regalo donado por el Padre y el Hijo.