Santísima Trinidad



La Trinidad en mí

Un destino sobrehumano nos espera: vivir eternamente en el Seno de la Trinidad. Pero desde ahora estamos llamados a ser habitados por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, que en nosotros se aman. Y los glorificamos no solo cuando los alabamos, sino sobre todo con nuestro amor. Descubrir al Dios escondido, yendo hasta lo escondido donde él está.



Visita a tus Huéspedes

Hemos sido creados para conocer y contemplar el misterio de la Santísima Trinidad. Pero esa eternidad comienza ya desde ahora, pues desde ahora la Trinidad nos habita. Acostumbrémonos a visitar esos tres Huéspedes que silenciosamente moran en nuestro interior. Adelantemos la glorificación, la alabanza, el agradecimiento y el piélago de Amor de la eternidad.



Víspera de la Santísima Trinidad

Muy agradecidos hemos de estar a Dios que nos ha hecho conocer el misterio de su vida íntima. Sin la revelación sobrenatural nunca hubiéramos alcanzado tal conocimiento. Dios es amor, y no amor cerrado en Sí mismo sino dirigido a Otro: cada Persona divina volcada en Otra. Siendo nosotros imagen y semejanza de Dios, siendo personas, estamos invitados a vivir siempre en el amor.