Santísima Trinidad



Trinidad y amor 

Dios no es una mónada encerrada en sí misma, satisfecha de su propia perfección. ¿Entenderíamos a Dios como Amor si no conociéramos la revelación trinitaria? Quizá lo concebiríamos como Sabiduría infinita, como Omnipotencia, pero… ¿como Amor infinito? Los demás misterios de amor derivan de éste: vamos a descubrir al Padre-Amor, al Hijo-Amor, el Espíritu Santo-Amor.



Los secretos íntimos se revelan a los amigos íntimos

Jesús ha querido revelarnos el secreto más profundo de Dios: su vida íntima. Aunque no lo comprendamos, nos sirve para comprender que Dios es amor, es familia. El Bautismo nos inmerge en el ámbito trinitario, nos hace vivir en la vida de las Personas divinas. San Josemaría invitaba a “entretenerse” en la oración con cada una de las Personas de la Trinidad.



Solemnidad de la Santísima Trinidad 

En esta Solemnidad, encontramos algo así como el cielo abierto. Jesús nos descorrió el velo para hacernos comprender qué hay más allá de todo: el misterio de Dios en Sí mismo. Y encontramos una realidad que es amor y solo amor. Agradecer y profundizar; llegar ahí hasta donde la cabeza nos permita admirar y gozar con el Misterio.