Adviento es esperanza
En el segundo domingo de Adviento, la Iglesia nos urge a dirigir nuestra mirada a la meta de la eternidad. Es ésa la primera manifestación de la esperanza: no olvidar que un Amor Infinito nos sostiene, nos alienta y nos aguarda para siempre. La prisa festiva hacia la meta viene dada, en buena parte, por la moderación, la sobriedad, la austeridad.