El Resucitado invita a la mesa
Es un signo elocuente que en los episodios de la Resurrección aparezcan de continuo el pan, el pez… y la invitación a comer. Será como una señal de la Eucaristía: el Resucitado invita a comer y Él se hace manjar. Es, sí, un profundo abajamiento del Señor, pero es también una clara manifestación de hasta dónde quiere elevarnos: hasta la identidad de nuestro yo con el suyo.