8 de octubre
Colmados con la plenitud de Dios
Meditemos “largamente”, como invitaba san Josemaría, un pasaje del Nuevo Testamento: Efesios 3, 14-19. “Doblo mis rodillas ante el Padre, de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra para que, conforme a los tesoros de su bondad, les conceda que el Espíritu los fortaleza interiormente y que Cristo habite por la fe en sus corazones… y así, arraigados y cimentados en la caridad, podrán comprender la anchura y la longitud, la altura y la profundidad del amor de Cristo, y experimentar ese amor, que sobrepasa todo conocimiento humano, para que así queden ustedes colmados con la misma plenitud de Dios”.