Octubre



26 de octubre

Participar en Misa adorando a Dios

Rondar la Misa, meditar sobre la Misa, nos ayudará a tener más luces sobre este misterio que nos rebasa. Es una actio Dei, algo sagrado. Tenemos ahí la perfecta adoración al Padre, antes que ninguna otra finalidad de la Misa. Le damos nuestra reverencia, nuestra adoración, y lo confesamos al final de la Plegaria Eucarística: “todo honor y toda gloria”. No se trata, por tanto, de una comunidad que se auto celebra, sino que se abre a la dimensión eterna.