17 de septiembre
Bienaventuranzas y amor a Dios
Las bienaventuranzas responden al deseo natural de felicidad del hombre. Este deseo tiene un origen divino: Dios nos lo imprimió en lo más hondo para orientarnos a Él, que es la Suma y Eterna Felicidad. La cuarta bienaventuranza nos habla del hambre y la sed de amar la justicia, es decir, el ansia de amar más y más a Dios. Nuestra vida consiste en la constante reorientación de nuestros deseos hacia su propia verdad.