Adorar la Sagrada Eucaristía



Visitar al Santísimo

Si el centro de gravedad de los cuerpos es el centro de la tierra, el centro de gravedad de los corazones ha de ser el Sagrario. La presencia de Jesús ahí no es una cuestión subjetiva: de hecho, Él está, al margen de lo que piense o haga. Ahí, junto al Sagrario, encontraremos lo más valioso de nuestra vida, y el mayor consuelo.