Corrección fraterna



No omitir la corrección fraterna

Más que en términos de comisión, Jesús habla del premio o castigo en términos de omisión. Y una de ellas es desentenderme de la santidad de mis hermanos, pues la caridad bien entendida comienza por casa. Una joya para la corona del Rey, en eso se nos va la vida a cada uno y a todos.



Corrige al que yerra

¿Cómo concretar la virtud de la caridad? En las 14 obras de misericordia, especialmente en las espirituales, que son las más necesarias. Nos fijamos ahora en “corregir al que yerra”. Quizá el principal problema para hacerlo es el temor a herir unido a nuestra falta de valentía. Pero tememos los pecados de omisión: una corrección bien rezada y efectuada con cariño puede salvar cosas muy importantes.



Nadie es invulnerable

La corrección fraterna no es un consejo, sino un mandato del Señor: Si tu hermano peca, ve y corrígelo, estando a solas con él… Nadie se sostiene solo, sino apoyado en otros, como los naipes. Forma parte de la difícil ciencia del “saber querer”, que incluye el bien espiritual y el material del prójimo. Ser “facilitadores” de la corrección fraterna, agradeciéndola y practicándola.