Adorar la Sagrada Eucaristía



Cree, confía, ama.

En casa de Simón el leproso, la mujer pecadora (¿María Magdalena?) colma de atenciones a Jesús. Recibe de Él un maravilloso elogio: “Ha amado mucho”. Tenemos la oportunidad de demostrarle lo mismo en su Presencia Eucarística, postrándonos largos ratos hasta escuchar su palabra y sentir los latidos de su Corazón.