Sacrificio



En memoria mía

Jesús nos dejó una súplica: acordarnos de Él en una situación específica. La de su sacrificio. Dio, además, el sentido fuerte a esa memoria, la de re-presentar, haciéndola actual. Es la visión paulina de la Eucaristía como misterio Pascual: “Cada vez que comen este pan y beben este cáliz, anuncian la muerte del Señor” (I Cor 11, 26). ¿Actualizo esa fe eucarística y pascual?




La Santa Misa es el mismo Sacrificio de Jesús

Los evangelistas nos presentan muchos milagros de Jesús, y nos asombramos con ellos. Pero nosotros presenciamos todos los días un milagro mayor: la Santa Misa. La invitación es a trasponer la puerta de la fe, para ir al Calvario, cada día.



El mundo pende de la Misa

Un grandísimo regalo que nos ha dejado la Providencia divina: la actualización del sacrificio del Calvario que tiene lugar en cada Misa. Misterio que nos rebasa, misterio en que se consuma nuestra redención. La Misa no es una convivencia, sino un sacrificio sagrado. Glorificamos al Padre, con la Víctima perfecta, a la que unimos la glorificación de la creación entera.