Amor a Jesús



La Samaritana: sed de Dios y sed del hombre.

Los personajes del Evangelio, además de ser históricos, manifiestan también situaciones del alma. En este caso, en la mujer samaritana, se descubre la sed de Dios y la sed de quien no tiene a Dios. Lo impresionante es que es Dios el que nos busca, y su deseo brota de las mismas profundidades de su ser. Darle de beber significa darle nuestro corazón orante.