Humanidad Santísima



Tesoro escondido, perla preciosa

Dos pequeñas parábolas que son una joya. En pocas pinceladas Jesús explica el modo de acceder al Reino de los cielos. Uno encuentra un tesoro; otro es un mercader de perlas que haya una valiosísima. El Reino de los cielos no es sino su propia persona. No nos mandó el Padre un libro ni unas tablas de la Ley, sino una carne y una sangre caminando por nuestra tierra. Fuera de Jesús, todo es nada y menos que nada (cf. Camino 432).