Humildad



Humildad como anonadamiento

Aprendan de Mí, que soy manso y humilde de corazón (Mt 11, 29). Cantalamessa recalca que, quien se dice humilde en realidad es soberbio. Y además que en muchas ocasiones Jesús no aparece “humilde”: se hace llamar Maestro, discute sin ceder su opinión, e incluso se iguala a su Padre. ¿Dónde está la humildad? Respuesta: en el anonadamiento, a tal grado infinito, que no podemos imaginar. Siendo Dios se hace siervo. Aprendamos el abajamiento, en los distintos ámbitos, siguiendo las pautas del n. 259 de Surco.