Muerte



Morir es ir de bodas

Estar en la verdad: por eso debemos “plantarle cara a la muerte”, sin el dramatismo de lo terrorífico sino con la conciencia de morir con Cristo. Ilusionarnos con las promesas del Señor: ir de bodas, con mayor ilusión y más profundos preparativos que la más enamorada de las novias. Porque esperamos el encuentro con el Amor.