Cruz



Penitencia es purificación

Al rezar el primer misterio luminoso, fijarnos en la figura del Bautista. Nos enseña que para ser precursor de Cristo hemos de llevar una vida de austeridad, de silencio, de oración. Es un gran santo, pero “el menor en el Reino de los Cielos es menor que él”. Y es que, para entrar al Cielo, hemos de estar perfectamente purificados. Se nos olvida con frecuencia el gran valor de la penitencia. Volvamos a pensar en ella, para purificarnos y ayudar a las ánimas a terminar su purificación.