Eternidad



Velen y estén preparados

El Señor invita a la vigilancia, pero no de cualquier realidad –que debe, ciertamente, sernos indiferente- sino la vigilancia ante su advenimiento constante. Tener sed de Él, como san Agustín, cuya memoria celebramos hoy y quien expresó maravillosamente el ansia del hombre: “Nos hiciste para Ti, Señor, y nuestro corazón está inquieto, hasta que descanse en Ti”. Sólo en el Hijo del hombre encontramos la felicidad.