Amor a Dios



La raíz es el amor

Cuando logramos que la raíz de todas nuestras acciones sea el amor, entonces produciremos frutos buenos. ¿Cómo lograrlo? Manteniendo el diálogo contemplativo, que es ejercicio de virtudes teologales. Llenemos nuestros espacios, como san Josemaría, de avemarías y de canciones.