Amor a Dios



Las piedras grandes

Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu mente y con toda tu alma. Esta enseñanza tan clara, presente ya en el libro del Deuteronomio, nos recuerda que mantengamos siempre las prioridades: colocar primero las piedras grandes, luego la grava, luego la arenilla… de otra manera, acabaremos por confundir lo urgente con lo importante.