Amor a Dios



Hambre y sed de justicia

¿Se puede ser feliz teniendo hambre y sed? Así lo afirma la bienaventuranza, y mientras más acuciantes sean esa hambre y esa sed el que las padece es más feliz. Es el ansia de que Dios sea amado, pues entonces se cumple la justicia más fundamental. Amarlo yo y desear que todos lo amen. Incluye, por tanto, el afán de santidad y el celo apostólico.