Verlo y alegrarse

Los discípulos se alegraron al ver al Señor. Esa es la clave de la Pascua: verlo, y con esa contemplación, encontrar la verdadera felicidad. Por la tarde del domingo, Jesús se les aparece mostrándoles las manos y el costado. Dios se ha manifestado, y estamos llamados a la intimidad.